Arte y mito

En el mundo de los dioses paganos, el rico y maravilloso conjunto de historias que crea la mitología clásica ha sido muy valorado por los artistas de todas las culturas, desde la antigüedad hasta nuestros días. Toda civilización posee su mitología. En occidente por acumulación, nos corresponden todas las que nos han precedido. Esto no es excluyente, pues no es preciso comulgar con una mitología para percibir su belleza y las frondosas posibilidades de actualización en el mundo; aunque vivimos en la racionalización y el tiempo dejó de ser cíclico, debido al abandono de los dioses y el excesivo culto a la tecnología con la idea de progreso; los mitos vuelven constantemente sobre sus pasos atraídos siempre por la fascinación que ejercen.

En griego, la palabra mito significaba palabra, dicho, razón, relato, y también mito lo entendemos hoy en día como  fábula o leyenda. Desde el más remoto pasado, los mitos han dejado su huella en las artes, sean estas las plásticas, musicales o literarias, de forma oral primero y luego escrita. Las epopeyas antiguas no refieren hechos históricos, sino testimonian creencias y formas de estar y ver el mundo. El mito, en su forma auténtica, aportaba respuestas a los problemas, sin formularlos explícitamente. Por ejemplo, la tragedia, cuando recoge las tradiciones míticas, las utiliza para plantear a través de ellas problemas que no admiten solución.

El historiador de las religiones Mircea Eliade, nos plantea que todo mito cuenta una historia  sacra sucedida en tiempos primordiales, cuya realización trajo como consecuencia el existir de algo para siempre y es, por tanto más real que cualquier otro acontecimiento profano, a la vez que trae consigo cualquier acontecimiento ejemplar para el individuo y la comunidad.

En nuestra vida cotidiana empleamos a menudo expresiones con un significado concreto, sin detenernos a pensar en su lejana procedencia, ni en su sentido ordinario. Así cuando hablamos de un joven vigoroso que está hecho un «hércules», o cuando vemos a una persona enfadada que parece una «furia» o para resumir los atributos físicos de una mujer, se afirma que es una «venus», o cuando hablamos de las excelentes cualidades de anfitrión que posee un amigo, estamos utilizando probablemente sin darnos cuenta, nombres que la imaginación de un pueblo creó hace muchos años para designar a sus dioses y héroes; estamos recurriendo entonces a la mitología clásica, ese importante legado que nos ha dejado la cultura greco latina, cuyo influjo llega a nuestros días.  

Incluso si miramos al cielo y tratamos de distinguir los astros, estrellas y planetas, los nombres que acudirán a nuestros labios serán la de dioses y diosas cuyas historias imaginarias fueron descritas en los más mínimos detalles. Protagonistas de una complicada acción dramática, trágica muchas veces, seres divinos, dueños de singulares atributos de la naturaleza, como el rayo y la lluvia; dioses que de su boca hacen surgir el viento o que viajando en un gran carro de fuego  conducido por radiantes corceles, distribuyen la luz cada día por todos los confines. O dioses que también poseen sentimientos humanos como el amor, los celos o la ira, que luchan entre ellos dejándose arrastrar por las pasiones.

¿Que es la Mitología?

La mitología es el conjunto de leyendas tradicionales en que la imaginación primitiva ha recogido sus nociones, sus sueños y sus experiencias en cuanto al mundo natural y al mundo sobrenatural. Se manifiesta en forma de cuentos o «mitos» comunicados de boca en boca, objetos de creencia en principio y testimonio precioso sobre cierta etapa o cierta fase de la mente. Se conoce la mitología de muchos pueblos australiano, escandinavos, africanos, americanos; pero la palabra se ha usado más comúnmente para la antigüedad clásica greco-latina.

El mito es sobre todo una fuerza cultural. Pero no es solamente eso. Es, evidentemente, también una narración. El mito contiene los gérmenes de lo que serán luego la epopeya, la novela y la tragedia, y ha sido utilizado en esas producciones por el genio creador de los pueblos y por el arte consciente de la civilización. Los mitos del amor y de la muerte, los relatos de la pérdida de la inmortalidad, la Edad de Oro y la expulsión del Paraíso, los mitos de incesto y de hechicería, contienen los mismos elementos que entran en las formas artísticas de la tragedia, de la lírica y de la narración novelesca.

Para Joseph Campbell, gran pensador, antropólogo y escritor , quien dejó un legado inmenso y de mucho valor en el campo de la mitología comparada, nos dice que  el mito es: «un rico y elocuente documento de las más oscuras profundidades del alma humana». Para Campbell, los mitos son:

productos espontáneos de la psique y cada uno lleva dentro de sí mismo, intacta, la fuerza germinal de su fuente» […] es la entrada secreta por la cual las inagotables energías del cosmos se vierten en las manifestaciones culturales humanas.

Joseph Campbell.

En las artes plásticas, la pintura mitológica es un subgénero de la pintura de historia, cuyo tema artístico son personajes o escenas de la mitología, pero no usados con fines religiosos, sino como pintura profana. La pintura mitológica se vale de figuras en cuya condición divina no se cree, por lo tanto se utilizan con propósitos estéticos o intelectuales.

En el Renacimiento italiano, bien por el propósito de imitar la cultura clásica o bien por la búsqueda de una tipología universal para establecer significados alegóricos;  las pinturas mitológicas tuvieron una gran repercusión, una vuelta a los valores de la cultura grecolatina y a la contemplación libre de la naturaleza.

Arte y Mito
Dos David. 1. Donatello. 1440, 2. Miguel Ángel 1501-04. Ambos en Florencia. Renacimiento

Los artistas y el mito

Uno de sus artistas más significativos del quattrocento, –primera fase del Renacimiento italiano–, fue Sandro Botichelli, pintó obras religiosas y fue el primero en representar escenas de la mitología antigua, uno de sus más bellos cuadros La Primavera, realizado al temple sobre tabla entre 1480 y 1481, es una obra impregnada de cultura humanística y filosofía neoplatónica. Tiene un tono de narración situado fuera del tiempo real. Se presenta una atmósfera de fábula mitológica en la que se celebra una especie de rito pagano. Rompe con la pintura religiosa cristiana al ilustrar un rito pagano de primavera.

Sandro Botticelli pinta figuras a tamaño real. La composición muestra una disposición simétrica, con una figura central: Venus la diosa del amor, la belleza y la fertilidad. Mientras algunas de las figuras estaban inspiradas por esculturas antiguas, otras son copias con influencias propias del artista. Las figuras se destacan contra el fondo por la claridad de su piel y sus ropajes, de colores claros e incluso transparentes. Esta palidez en los colores muestra la anatomía del desnudo, la luz unifica la escena, incluso parece emanar de los propios cuerpos. Los personajes de cuadro se sitúan en un paisaje de naranjos.

Son dos las fuentes literarias de esta obra. En primer lugar los versos del poeta Angelo Poliziano, de la corte Médici. En uno canta al jardín de Venus, un lugar donde reina la paz, lugar donde puede entrar el viento Céfiro (alado) soplando para que surjan las flores. Pero las intenciones de Céfiro no son pacíficas, va detrás de una ninfa asustada, mientras que una mujer va soltando pétalos. La segunda fuente, proviene de las festividades del poeta romano Ovidio. Según Ovidio, la primavera surge de la ninfa Floris que se metamorfosea en la diosa Flora, lo que constituye la llegada de la primavera y aparecen las tres gracias celebrándolo.

Sandro Botticelli pinta figuras a tamaño real. La composición muestra una disposición simétrica, con una figura central: Venus la diosa del amor, la belleza y la fertilidad. Mientras algunas de las figuras estaban inspiradas por esculturas antiguas, otras son copias con influencias propias del artista. Las figuras se destacan contra el fondo por la claridad de su piel y sus ropajes, de colores claros e incluso transparentes. Esta palidez en los colores muestra la anatomía del desnudo, la luz unifica la escena, incluso parece emanar de los propios cuerpos. Los personajes de cuadro se sitúan en un paisaje de naranjos.

Son dos las fuentes literarias de esta obra. En primer lugar los versos del poeta Angelo Poliziano, de la corte Médici. En uno canta al jardín de Venus, un lugar donde reina la paz, lugar donde puede entrar el viento Céfiro (alado) soplando para que surjan las flores. Pero las intenciones de Céfiro no son pacíficas, va detrás de una ninfa asustada, mientras que una mujer va soltando pétalos. La segunda fuente, proviene de las festividades del poeta romano Ovidio. Según Ovidio, la primavera surge de la ninfa Floris que se metamorfosea en la diosa Flora, lo que constituye la llegada de la primavera y aparecen las tres gracias celebrándolo.

Arte y mito
El nacimiento de Venus. Sandro Boticelli. 1482 -85. Galería Uffizi

La desdichada Ofelia de la tragedia «Hamlet«, es hija literaria de Shakespeare, como la gentil Desdémona o la dulce Julieta. Ofelia, prometida del atormentado príncipe Hamlet, se vuelve loca cuando éste, por confusión, mata a Polonio, chambelán de Hamlet y padre de Ofelia. En su desvarío, Ofelia vagabundea junto a un lago, recogiendo flores, y muere ahogada en las fangosas aguas. El nombre «Ofelia» parece estar inspirado en el griego «he ofeleía» (el socorro, la ayuda).

La mejor imagen de Ofelia puede verse en la Galería Tate de Londres, en un famoso óleo del precoz pintor John Everett Millais, considerado como el sucesor de Turner. Es la obra emblemática en el más puro estilo del romanticismo inglés. Millais deseó realizar este tema inspirado en Shakespeare, si bien una joven ahogada no era muy habitual en los cuadros de mediados del siglo XIX. Ello brindó al artista innumerables posibilidades de experimentar lo relacionado con la ausencia de gracia y equilibrio. Como modelo posó Elizabeth Siddal, una bella doncella que trabajaba en una sombrerería y que se convirtió en la modelo favorita de los artistas del momento. Elizabeth posó en incómodas condiciones permaneciendo durante horas sumergida en un baño de agua tibia.

Cuando Ofelia muere, pasando «de su melodioso canto a su turbia muerte», se convierte en un imposible objeto de deseo. Ofelia cae cual estrella fugaz en un cielo de tragedia. Sentimos su sufrimiento y la vemos morir tan pronto, alejándose agua abajo con la luz de su sonrisa en los labios, como se desvanece cielo abajo la luz de los cometas fugitivos. El resultado es una obra hipnotizadora y escalofriante cargada de poesía, en la que encontramos el realista naturalismo de los prerrafaelitas, alejado de las tendencias académicas del arte oficial de su época.

Ofelia de John Everett Millais. 1851–1852

La mitología ha sido siempre un tema del que se desprenden concepciones artísticas y religiosas sobre el origen del universo. Es una especie de realidad alterna, un mundo de alegorías y fantasías en el cual el ser humano se ve identificado y hace uso de él para entenderse a sí mismo. Es por esto que al entrar al estudio de la mitología es posible entender el origen de toda cosmovisión referente a una cultura o religión. Es importante aclarar que para poder interpretar la mitología a través del arte es necesario no tomar los mitos en su sentido más literal; mas bien deben ser entendidos como las interpretaciones del pensamiento humano para poder situarlos en un ámbito espiritual en el significado de la esencia del ser

El arte es uno de los esquemas humanos individuales que tienden a dar unidad y forma en un nuevo y luminoso campo a fenómenos múltiples, tomando el lugar de los mandamientos eternamente válidos, como lo es el mito. En las representaciones artísticas poéticas, literarias, pictóricas, escultóricas, corporales y musicales, donde está presente el mito, el ser humano se convierte en la medida general de todas las cosas donde los actos y gestos poseen un carácter ejemplar con «repeticiones» que materializan lo divino, lo eterno y lo siempre presente. 


Bibliografía:

  1. El universo del arte. Enciclopedia Salvat. España

2. Campbell Joseph. Los mitos. Su impacto en el mundo actual. Ediciones Kairós. Barcelona

3. Gombrich Ernest. Historia del Arte. Editorial Debate. España.

Escrito por: Amarilys Quintero. Artista Intermedial- Comunicadora – Docente – Productora radiofónica. Coordinadora de la plataforma dedicada a la educación, investigación y divulgación artística ARS SONORUS. Estudiosa y apasionada de la Historia del Arte.

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